Empleando cualquier alimento de los que todos tenemos en la cocina hasta los productos básicos que hay en cada hogar, el artista japonés Tatsuya Tanaka ha hecho todo un Arte con su original combinación de elementos, para acabar fotografiando sus diseños creativos y transformar lo efímero en calendarios permanentes.
Calendario que actualiza día a día desde el año 2.011 para que, al despertar, nos produzca una sonrisa y un amable gesto de admiración.
¿Es solo diseño? ¿Es Arte? ¿Pero qué es el Arte? Pienso que cuando el pensamiento creador, como es este caso, logra crear mundos nuevos con elementos y objetos cotidianos y de total actualidad, hablamos de Arte. Y los inmortaliza con su cámara para nuestra sorpresa y disfrute.
La metamorfosis de estas galletas o snackers tipo crackers, con diferentes salsas y el perejil, nos traslada a una “sala de estar” donde un hijo ve con su padre la televisión.
En su mente, las cosas pueden transformarse y adquirir un significado nuevo: cambiar el símbolo de un deporte (guantes de boxeo) por otro diferente y al aire libre: un joven practicando surf, en un alarde de pensamiento divergente propio de una gran capacidad creativa.
Como la mente de un niño que no está sesgada, que carece de prejuicios y vuela libre, sin miedo, para dar forma a sus ideas, el creador japonés plasma en sus diseños universos nuevos que nos permite adentrarnos en su mente con sus alegrías, deseos y temores.
Las grapas, cuya función es unir, son empleadas por Tatsuya Tanaka como elementos que proporcionan descanso y protección durante la convalecencia, camas que nos mantienen unidos a la vida.
En otra de sus creaciones vemos cómo los smartphones simbolizan el lugar de descanso eterno. Pudiera ser una analogía entre nuestra mente y los datos y memoria que han guardado instantes de nuestra vida en imágenes, conversaciones, relaciones, etc., mientras usábamos nuestros teléfonos móviles y que continúan vivos en la nube, en internet, durante más tiempo de lo que la mayoría imagina.
Carpetas, clasificadores y grapas permiten que nos desplacemos por estas escaleras mecánicas, dando dinamismo a objetos de por sí estáticos, y transmutando el conocimiento escrito en comunicación verbal.
Estas creaciones trasladadas a sus mini-calendarios, con 365 imágenes, nos muestran la capacidad de la mente humana para adaptarse a los nuevos tiempos, con elementos que no eran los habituales del Arte, ni los adultos su público de destino final.
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