La edición del año 2.025, de este prestigioso certamen nacional de pintura, ya ha conocido nuevo ganador: el pintor sevillano Jorge Gallego García con su obra titulada Sobre la construcción.
El jurado, como última
fase, se reunió el pasado 7 de agosto para determinar las obras ganadoras
atendiendo a los siguientes criterios: la calidad artística, innovación y
originalidad, la técnica pictórica empleada su fuerza expresiva y creatividad.
La resolución del jurado
ha sido la siguiente:
Premio para
el pintor sevillano Jorge Gallego García (dotado con
8.000 €).
Dos menciones especiales:
para María José Gallardo y Pepe Salas.
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Crédito Foto Ayuntamiento de Carmona |
Hay una cierta ambigüedad en el título. ¿Qué hay sobre esta construcción..? ¿Hablemos de la construcción..?
En cualquier caso, empleando de fondo un paisaje interminable, árido, con poca vegetación y una iluminación propia del verano en su posición más cenital, el pintor sevillano plasma la absurdez de la sociedad actual.
Naturaleza virgen
mancillada por construcciones de usar y
tirar. Placas preconstruidas (¿paneles de hormigón, yeso..?) colocadas en un suelo sin
cimientos; las paredes encajan en la base como si de un kit se tratara. Y el
kit incluye escuadras metálicas blancas para mantener unidas las paredes que
hacen esquina entre sí, y éstas al suelo ¿Locura? ¿Premura en la construcción?
Alguna pared ya enfoscada.
Y seguimos: no hay
ventanas. Únicamente el hueco para las puertas con vistas a orientaciones
diferentes.
Profunda e infinita tristeza produce la contemplación de esta pintura. Si el arte tiene como finalidad despertar o remover emociones profundas, esta obra lo logra sobremanera.
Y lo logra con un excelente dominio de la técnica pictórica. Las texturas están magníficamente logradas. La perspectiva es impecable y la rica gama cromática dan uniformidad a la obra en su conjunto.
Ausencia de personajes que construyen, que habiten estas estancias sin sentido. Sólo deja constancia de que alguien tuvo que estar para montarlo. Construcción inacabada, construcción abandonada.
Cabe la posibilidad de que el artista haya retratado una pesadilla que preludie la generalización de determinadas acciones humanas. Y nos traslade sus temores, a modo de advertencia, sobre la forma en que tratamos la naturaleza: nuestra madre proveedora de todos nuestros recursos.
Igualmente, es posible que
el autor nos muestre la huida de las urbes masificadas, asfixiantes.
Las construcciones para vivir, la arquitectura sostenible y verde, nada tienen que ver con lo que la obra muestra.
Lo que observamos es el
descontrol actual en urbanismo presente en muchos lugares: en extrarradios,
carentes de servicios básicos (agua, electricidad) y sin posibilidad de
obtenerlos. Sin hablar de medios de transporte, eliminación y reciclado de deshechos
y un larguísimo etcétera.
Confiemos que no se produzca
una invasión de estos módulos por doquier, aunque resulten muy baratos, ya que
redundaría en una pérdida colosal de calidad de vida y en un triste
empobrecimiento de los pocos espacios naturales que aún respetamos.
Directa o indirectamente,
el arte nos conduce también a la reflexión. Somos la especie dominante en el
planeta; en ocasiones actuamos como invasores que vamos esquilmando la tierra
que nos cobija.
Sin embargo, el espacio y
los recursos son finitos: lo olvidamos con excesiva facilidad.