El brillante artista Heechan Kim nació en Corea, residiendo desde hace ocho años en los Estados Unidos. Una vez terminados sus estudios de Artes en metal y joyas en San Francisco y de Diseño de muebles en Rochester, su trayectoria ha discurrido por los caminos del arte, en concreto, de la escultura, que le permite mayor libertad para expresar la relación emocional establecida entre los seres humanos en la sociedad actual.
Trabaja con delgadas y delicadas cintas de madera (ceniza, roble blanco, arce) que cose con finos hilos metálicos (de cobre o alambre) hasta crear formas escultóricas orgánicas que hablan de agresividad, pasión, erotismo y demás emociones capaces de obsesionar y convulsionar al ser humano.
Gran observador de la complejidad psicológica de la condición humana, Heechan Kim crea esculturas dentro de un estilo conceptual que le permite expresar los conflictos humanos, gracias al fuerte contraste entre las delicadas láminas de madera y las fuertes y casi hirientes púas del metal con el que va cosiendo minuciosamente las diferentes maderas, logrando estructuras escultóricas livianas y sin fisuras.
Escultura orgánica con materiales reciclados de Heechan Kim |
Simbólicamente, cada pieza contiene la representación de una emoción del ser humano; las formas retorcidas expresan sus conflictos, luchas, temores, la individualidad permeable al exterior que necesita y del que se protege simultáneamente.
Interior que alberga espacios que solo el individuo conoce, o quizá no, capaces de llenarse con nuevas experiencias vitales. Secretos. Subconsciente. El enemigo oculto muchas veces es uno mismo. Ahí las púas también hieren: masoquismo ignorado. Lucha por mantener la cordura en una sociedad despersonalizada.
Laberinto propio en el que no se encuentra la salida. Neurosis. El hombre es un universo en sí mismo que busca la relación con su creador, la razón de su existencia. Y mientras, crea barreras para protegerse de sí mismo y del exterior.
“8”, pieza realizada con cenizas y alambre de cobre. Fotos: Elizabeth Torgerson-Lamark |
En otras esculturas vemos formas en las que el interior está blindado, protegido. Abriéndose desde los extremos al espacio exterior: Heechan Kim marca la distancia del espacio vital del individuo que no debe franquearse, celoso de sus temores, miedos, etc., e intentando, a su vez, mantener el equilibrio en su contacto con los demás. Porque nadie es una isla. Porque el ser humano es un ser social.
Detalle: madera y alambre |
Detalle en el que apreciamos las púas de los alambres con el que ha cosido la madera, simbolizando unos eficientes mecanismos de defensa ante la posible invasión de los demás.
“2”, realizada con ceniza y alambre de acero |
Bellísima y elegante pieza que muestra la visión equilibrada del hombre. La gran apertura vertical permite ver el interior sin violentar, ya que el acero central horizontal no lo permite. La escultura representa el equilibrio alcanzado cuando el ser humano logra mantener su individualidad en una correcta y sana correspondencia con los demás miembros de la sociedad.
Las obras del escultor Heechan Kim muestran un amplio abanico de situaciones emocionales, en las que el hombre se retuerce por dentro, teme al exterior a la vez que ansía la comunicación y aprobación de sus congéneres.
Pasiones y pulsiones que encontrará si observa con detenimiento sus esculturas, en las que la fragilidad de la madera (como los sentimientos humanos) contrasta fuertemente con los alambres que teje para protegerse. El cosmos y microcosmos humano. Cada escultura es una emoción, un sentimiento, un avatar, una herida, un contratiempo vital, también una alegría. Quizá ese hombre (o mujer) con el que usted se acaba de cruzar.
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